Como médico y católica, durante mi carrera me tocó
enfrentarme a cuestionamientos o explicaciones terrenales a muchos hechos, la
evolución y el origen del universo por ejemplo, pero conocer esas explicaciones
sólo me hicieron admirar mucho más las obras de Dios.
También es cierto que muchos médicos y científicos no
creen en él, y aún así él actúa a través de ellos. Cada cura, vacuna, medicamento,
cirugía, son obras de Dios.
Si oras pidiendo una sanación y al mismo tiempo vas al
médico, no es contradictorio, pues en la medicina está Dios, él utiliza las
manos de los médicos como instrumento para lograr el fin de tus males. Hasta la
Biblia habla de la medicina:
(Eclesiástico
38, 1-15) “Da al médico, por sus servicios, los honores que merece, que también
a él le creó el Señor. Pues del Altísimo viene la curación, como una dádiva que
del rey se recibe. La ciencia del médico realza su cabeza, y ante los grandes
es admirado. El Señor puso en la tierra medicinas, el varón prudente no las
desdeña. ¿No fue el agua endulzada con un leño para que se conociera su virtud?
Él mismo dio a los hombres la ciencia para que se gloriaran en sus maravillas. Con
ellas cura él y quita el sufrimiento, con ellas el farmacéutico hace mixturas. Así
nunca se acaban sus obras, y de él viene la paz sobre la faz de la tierra”
A lo largo de mi vida y mi carrera, he pedido y he
recibido, cosas maravillosas pasan cuando estás cerca de él. Particularmente
pido que sólo lleguen a mi los pacientes a quienes puedo ayudar o sanar, si no,
que lleguen a otro profesional de salud.
Si estás leyendo esto, te recomiendo: Como médico, pide
a Dios la sabiduría antes de empezar tu día. Como paciente, pide a Dios obrar a
través del médico al que consultas.
Dra. Greesly Valbuena
Médico Internista
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